30 de marzo de 2012

Viaje del Santo Padre

Desgraciadamente, por una cosa u otra me fue complicado hacer reflexión o comentario alguno sobre el viaje del Santo Padre a México y a Cuba. Un resumen del mismo puede verse en varios videos producidos y emitidos en el sitio RomeReports.


En principio, este viaje ha sido sumamente alentador para los problemas que sufren respectivamente estos dos países, que no son pocos. El narcotráfico y la violencia en México, con una clase dirigente ajena al sentir general de un pueblo católico sufrido (tema aparte, la película Cristiada). La dictadura comunista, supresora de la libertad y los derechos fundamentales del hombre (como la libertad de culto), en Cuba, testigo de tanta persecución y sacrilegios cometidas en nombre del ateísmo y el odio a Dios.

El Santo Padre, tocado con un "chalero" mexicano. Para el caso, no ha faltado algún comentario agrio que reclamara en su lugar una tiara.

Los detalles del viaje (homilías, discursos, etc.) pueden consultarse en este sitio oficial de la visita papal.

 
El Santo Padre durante la Santa Misa oficiada en la Plaza de la Revolución.

El punto más esperado en el panorama internacional, sin duda, era la visita del Papa a Cuba, donde dedicó varias líneas de sus discursos y homilías a criticar sutil pero agudamente las políticas opresoras del régimen, así como a resaltar la fortaleza del pueblo cubano que aún conserva la esperanza.
Se encontró finalmente con Fidel Castro, quien pidió al Santo Padre unos minutos de su abultada agenda para intercambiar algunas palabras, en los poco más de veinte minutos que compartieron en la Nunciatura. Un punto interesante al respecto, en el que un Castro viejo y débil que en los últimos tiempos ha permitido una apertura a la libertad religiosa y en el que él mismo vislumbra aún débilmente a Dios, fue una serie de preguntas que le formuló el dictador a Su Santidad.
Puntualmente llamó la atención que inquiriera en su primera pregunta específicamente sobre la liturgia, que  notaba bastante diferente de antes (dado que de niño fue criado en un colegio de sacerdotes jesuitas y aparentemente era bastante devoto), según la transmisión que vio por la TV.
El sitio Secretum Meum Mihi, que ha sido uno de los primeros sitios en hacerse eco de este punto, cita a Mons. Gamber, autor de "La Reforma De La Liturgia Romana: Sus Problemas y Antecedentes":
«Un católico que hubiera cesado de ser un miembro activo de la Iglesia por la pasada generación y que, habiendo decidido retornar a la Iglesia, quiere volver a ser activo religiosamente, probablemente no reconocería a la Iglesia de hoy como la misma que él había dejado. Simplemente entrando a una iglesia Católica, particularmente si eso sucediera en una de diseño ultra-moderno, se sentiría como si hubiera entrado en un extraño, sitio foráneo. Pensaría que debe haber ido a la dirección equivocada y accidentalmente terminó en cualquier otra comunidad religiosa Cristiana»
Desgraciadamente la pregunta de Castro nos ilustra en el tema.
Si Dios quiere ampliaré más adelante esta entrada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Se agradecen los comentarios firmados. Los que ofendan la sensibilidad religiosa, las buenas costumbres o el buen gusto del administrador, quedarán en revisión.